Psicología actual

La conducta colectiva frente el coronavirus

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Estamos todos tranquilos, con nuestras vidas y sus idas y venidas. De repente y sin explicación, aparece una pandemia que afecta al planeta entero sin excepción. Ante esta situación, las personas actuamos buscando respuestas al qué ocurre, al por qué y a sus consecuencias.  Pero suele ocurrir que no es fácil discernir entre la verdadera y la falsa información que se halla por lo que, sin duda esta búsqueda trae consigo mucha incertidumbre.  Con ello, reina el caos en la mente del individuo, pero ¿cómo se transmite esto en el ámbito social? 

Coronavirus: la pandemia del S.XXI

conducta colectiva y coronavirus

¿Qué conductas nos determinan socialmente cuando hay una catástrofe colectiva? Hablamos hoy del coronavirus y cuál es su conducta en el grupo.

El ser humano es un ser social. No podríamos vivir los unos sin los otros y en situaciones de emergencia, este es un aspecto muy relevante. Hace algún tiempo os hablé de los rumores y de su papel frente la incertidumbre general. Hoy damos un paso más para seguir hablando de ellos y es que en situaciones de catástrofe, los rumores siempre están presentes. Ante este tipo de acontecimientos existe una imperiosa necesidad, no solo de contactar con nuestros semejantes sino también de buscar conjuntamente las respuestas a aquello que sucede. Siendo así, no es de extrañar que, en un mundo conectado como el nuestro, la primera conducta colectiva que surge es la de transmitir información, hacer de ella el único tema importante y, rumorear cierta o inciertamente (fake news) sobre la desorganización social del momento.

Estos rumores, tienen como consecuencia el miedo y la ansiedad. Por eso, no será extraño que cuando termine el confinamiento producido por el covid-19, perduren esas emociones a corto-medio plazo y se necesite un tiempo de reajuste y adaptación paulatino para que todo vuelva a la normalidad (tanto para nosotros como a nivel social)

Por otra parte, estudios históricos postulan que, ante una hecatombe y mediante la transmisión de rumores, la gente actúa con miedo, ansiedad y ostracismo. Este tipo de conductas se han repetido en diferentes épocas y frente a similares tipos de catástrofes. Cabe decir que frente a desastres de mayor envergadura se han dado escenas de pánico colectivo (con lo que ello supone) no vividas en la actual situación del Coronavirus.

Un interesante estudio sobre el SIDA (Herzlich y Pierret 1987, citadas en Páez y cols.,1991; Rushing 1995) reveló datos significativos para entender el impacto de los rumores y su influencia en la conducta colectiva. Cinco fueron los rumores que investigaron; “la ansiedad asociada al rumor, la veracidad del mismo, la cantidad de veces que habían pensado sobre eso voluntariamente, la cantidad de veces que habían pensado en ello involuntariamente y a cuántas personas se lo habían contado”. Como datos a destacar se observó que “a) que la prevalencia de rumores sobre la veracidad de la información era medio -alta, igual que su transmisión (en una población de estudios superiores) y b) los factores predictores más importantes de la transmisión del rumor fueron el número de personas que transmitieron el rumor y la ansiedad situacional”

El abastecimiento de productos de primera necesidad, el colapso de supermercados y la búsqueda de recursos frente una posible pérdida de elementos para la supervivencia es otra de las conductas comunes del ser humano, frente a las catástrofes. En este tema del que hablamos hoy en el que por ejemplo agotamos el papel de wáter, estamos teniendo un contagio emocional, un miedo compartido, que sin darnos cuenta es poco adaptativo, egoísta e individualista. Una reacción muy primitiva de huida.

Otra conducta colectiva que se transmite a nivel social es la búsqueda de culpables como medio de expresar la rabia que se siente frente a esta situación. Si nos paramos a pensar racionalmente en una situación de urgencia lo menos importante sería buscar el culpable y lo más relevante sería huir. Sin embargo y frente la imposibilidad de salir corriendo, buscamos al responsable de dicha situación.

Otro elemento a destacar dentro del grupo son aquellas conductas que refuerzan la parte heroica de la situación que se está viviendo. Las muestras de solidaridad, el agradecimiento mediante la unión social (aplausos, canciones y otros gestos) y los elogios y homenajes a aquellos que ayudan a salvar la situación, son ejemplos de ello.

Por último, hablamos de la imitación de conductas colectivas que ayudan al sujeto emocionalmente y de manera individual. Hablamos de todos aquellos consejos que vemos o leemos para superar la soledad del confinamiento (hacer deporte en el salón, video llamadas a nuestros familiares… o cualquier truco casero que le ha servido al vecino.

En resumen, puede decirse que el miedo colectivo es el protagonista, infundido en gran parte por los rumores. Éstos “mueven las fichas” para que actuemos en consecuencia con ellos; colapsamos los supermercados, buscamos culpables, elogiamos a los salvadores, imitamos a los otros (si les sirve a ellos también a mi) y de vez en cuando la ansiedad se asoma ante la incertidumbre del futuro. Toca adaptarse a esta nueva realidad. De momento, quédate en casa y trabaja psicológicamente. Sabemos que nada volverá a ser lo de antes pero que tendremos una nueva oportunidad.

Bibliografía

Psicología Social (1999) J.F.Morales., C.Huici., M.Moya., E.Gaviria., M. López- Sáez. Mc GRAW-HILL.

Núria Costa, psicóloga

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