Psicología social

¿Es innato el altruismo?

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El padecimiento ajeno nos conmueve y ver sufrir a otra persona nos produce malestar. Nuestro estado anímico y nuestra activación fisiológica cambian ante un acontecimiento doloroso vivido por otros. Esto, que pasa en diferentes culturas y en distintas partes del mundo, nos provoca un impulso de ayuda. Ahora bien, ¿significa ello que el altruismo tiene una base biológica?

El altruismo resulta complejo desde la psicología social. Se compone de mecanismos de refuerzo y aprendizaje y también de factores emocionales, así como de normas sociales ( véase altruismo, ¿acción desinteresada?) pero hay una parte de la que pocos hablan y que es tan relevante como las otras. Esta es la de entender si la motivación de ayuda es o no innata.

Si justificamos esa cuestión desde una base biológica podríamos discutir la famosa “paradoja biológica”, (aquella que estipula que el hecho de que haya gente que arriesgue su vida para salvar a otros contradice la teoría darwiniana que tiene como base la lucha por la supervivencia y la reproducción) ¿Cómo se propagarían las tendencias altruistas de generación en generación si la gente muriese sin reproducirse?

Por una parte y según Hamilton la aptitud inclusiva, contesta a esta pregunta. Este concepto, dice que para transmitir los genes no hace falta reproducirse. Alguien puede hacer esa transmisión, ayudando a que lo hagan sus parientes. En segundo lugar, Trivers, postula otra idea: la de altruismo recíproco y la cual defiende que al individuo le es rentable ayudar a otros con los que no esta emparentado si existe una probabilidad alta de que en el futuro le sea devuelto el favor a él o a sus familiares.

Con estas dos teorías, aumentarían las posibilidades de transmisión genética. No sería relevante que alguien muriera sin reproducirse si a cambio otros tantos que comparten sus genes, lo hacen. Todo y así, esto no resulta tan sencillo, y ambas teorías presentan vacíos relevantes. Por un lado, la aptitud inclusiva no hace referencia al grado de proximidad genético (no es lo mismo dar la vida por un hijo que por un tío). Por otro lado, el altruismo recíproco tampoco hace alusión a aquellos que reciben un favor, pero no lo devuelven. ¿Entonces? ¿Qué justifica esa paradoja (si es que algo lo hace)?

La respuesta estaría en las emociones, ya que influyen en nuestros genes como medio de transmisión de la conducta altruista. Y en el reino de esas emociones despunta la empatía, que es adaptativa y la que tiene más relación con el altruismo.

A partir de ahí tenemos varios motivos por los cuales nos nace ayudar a nuestros congéneres. Por lo que respecta a la explicación evolucionista, empatizamos y ayudamos más a los que se parecen a nosotros que los que son distintos. Otro motivo emocional es el sentimiento de culpa. Todo ello junto con otras causas menos innatas ( véase ¿ayudamos cuando alguien necesita auxilio?) impulsan la conducta altruista. Cabe decir que los estudios sostienen que el ser humano tiene por naturaleza una predisposición a la empatía, ya desde el nacimiento (aunque se desarrolle su expresión en la edad adulta)

Bibliografía

Psicología Social (1999) J.F.Morales., C.Huici., M.Moya., E.Gaviria., M. López- Sáez. Mc GRAW-HILL.

Núria Costa, psicóloga

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