Psicología social

¿Por qué se rompen las relaciones interpersonales?

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Laura y Susana salían todos los fines de semana juntas. Ambas estaban solteras y compartían  diferentes actividades en su tiempo
libre. Pero un día, Susana conoció a Pedro y el tiempo que dedicaba a estar con su amiga se iba reduciendo hasta llegar a desaparecer.

antiguos amigos

Luis y Juan compartían su gusto por la escalada. Se sentían muy unidos en esta ocupación. Pero un día, Luis fue destinado a otro país por su trabajo y dejó aquella afición con Juan, que tanto disfrutaban juntos.

Carmina y Daniel estudiaron juntos en la Universidad. Ambos se deleitaban después de las clases con exquisitos cafés y conversaciones emocionantes. Pero un día, terminaron los estudios y de algún modo (o de un modo completo) también terminaron aquellas horas de comunicación mutua.

Estos, son ejemplos cotidianos y muy comunes en los que cualquiera de nosotros puede sentirse más o menos  identificado. Una amiga que encuentra a un novio y su preferencia cambia para con las demás amigas. Un amigo que por alguna razón se traslada o un compañero que por otro motivo se “pierde” con el tiempo. ¿Quiere decir eso que de manera más o menos consciente cambian las relaciones personales según nuestros intereses?  ¿Funcionamos por prioridades en nuestra vida hasta con las personas que forman parte de ella? ¿Deberíamos cuidar más a las personas que nos encontramos en el camino o solo pasan para compartir momentos?

CUANDO PSICOLÓGICAMENTE “YA NO TE NECESITO”

Somos seres sociales. Necesitamos de los demás para vivir. Las relaciones interpersonales son interacciones que se dan entre dos o más personas, en diferentes contextos y situaciones y en las que se comparten intereses, sentimientos, aficiones, gustos…etc… La familia, los amigos y la gente con la que vamos compartiendo momentos en nuestra vida, serían ejemplos de este tipo de relaciones. Relaciones que juegan un papel fundamental en nuestro desarrollo integral como personas ya que nos producen bienestar, apoyo emocional, soporte social, apoyo instrumental, aprendizaje y crecimiento, asentando las bases de los valores de las personas.

En nuestro ir y venir, conocemos a multitud de individuos. Algunos se quedan, otros se van y con ello, unos y otros obtenemos refuerzo social y adaptación al entorno.  Aprendemos, experimentamos y sentimos. Pero durante ese camino, que no es estático y que está en continuo dinamismo las relaciones que vamos adquiriendo cambian, se transforman o desaparecen. Los motivos son varios, entre los cuales me gustaría destacar:

  • Las personas cambian: ciertamente evolucionamos y lo hacemos en todos los sentidos. Si miramos atrás, podemos darnos cuenta de la cantidad de cosas que se han transformado en nosotros. Quizás hace veinte años quería ser bailarina pero cuando descubrí el interés por la pintura me decanté más por ella que por el baileQuizás hace quince años tenía apego a la religión cristiana pero cuando aprendí que la budista encajaba más con mi manera de ser, me hice budista. Ejemplos miles, que nos han hecho cambiar de rumbo, conocer otras cuestiones y por consiguiente entablar nuevos vínculos y nuevas relaciones y tal vez (solo tal vez) dejar algunas.

  • Las etapas del desarrollo vital de un sujeto evolucionan: ¿quién no se acuerda de ese amigo tan íntimo de la escuela? Sí, ese con el que aprendimos no solo a sumar, sino también a experimentar las primeras experiencias de la adolescencia. Pero luego uno se cambia  de escuela y tras jurarse amistad eterna, la unión inevitablemente se pierde. Con este ejemplo, quiero explicar las diferentes vivencias que vivimos a lo largo de nuestra vida. Con ello no quiero decir ni mucho menos que no pueda mantenerse el vínculo con alguien que haya formado parte significativa de nuestra vida, sino que lo que quiero dar a entender es que en nuestra evolución conocemos una gran diversidad de personas y que las mismas etapas transforman dichas relaciones o bien por circunstancias o bien por otras cuestiones.
  • El crecimiento interior: la gente crecemos psicológicamente  a ritmos distintos y a veces dispares. Con ello, las personas durante su evolución se conocen, comparten y no siempre mantienen sus “intereses” en común.

  • Las circunstancias: un cambio de residencia, de lugar, de país u otras circunstancias personales influyen en el mantenimiento las relaciones interpersonales.

  • La gestión del tiempo: esta es para mí, una de las más importantes, junto con las dos siguientes. Aunque parezca poco relevante, el tiempo es un valor muy importante juntamente con la gestión que hacemos del mismo. El ritmo temporal a veces te viene marcado por el trabajo u
    otras cuestiones personales significativas pero lo que está claro es que elegimos el tiempo que queremos pasar con los demás y con quién lo compartimos.

  •  Los valores del individuo: cuando hablamos de relaciones interpersonales hablamos de valores tales como la amistad,  la lealtad, el compañerismo, pero también hablamos de compromisos y de intereses. Con ello quiero decir, que para una persona puede ser muy importante la amistad y ser muy fiel a ella y con eso mantener relaciones personales de calidad, mientras que para otra puede tener menos valor y mantener relaciones más vagas y superficiales. Los valores del individuo determinarán hacia donde se decanta en ciertas situaciones y con ellas su creencia ante las mismas. Esto afectará a la calidad de relación con los otros.
  • Las prioridades: en una sociedad donde hay tanto por elegir, las relaciones interpersonales no se quedan fuera. Cada uno sabe hacia dónde ladear sus intereses y por consiguiente sus relaciones con los demás.

En resumen; los motivos por los cuales las relaciones interpersonales cambian o se troncan dependen de varios factores pero lo que está claro es que elegimos y me gusta mucho ese concepto entendido desde la responsabilidad personal. Evolucionamos, crecemos, cambiamos pero todo y así escogemos. ¿Por interés te quiero Andrés? Interés vivencial, poco consciente, social, circunstancial y psicológico. Somos seres humanos y nos movemos por motivaciones, necesidades e intereses más o menos juzgados, pero intereses personales al fin y al cabo.

Núria Costa, psicóloga

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