Psicología social

La comparación social

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la comparación social
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 
“No te quejes, hay gente que está peor”,“mi hermana es más guapa que yo”,»Carlos no es tan bueno en física como María”…son frases comparativas
y las utilizamos a menudo para describir sucesos, estados anímicos o circunstancias. Ahora bien, ¿Qué función tienen? ¿Por qué utilizamos la comparación social y con qué fin?
 
En 1954, Festinger propuso la teoría de la comparación social, para explicar la pulsión autoevaluativa del individuo. Esto es; la gente siente la necesidad constante de evaluar sus propias  competencias y habilidades y para hacerlo, suele utilizar la comparación con el  resto. De manera  frecuente revisamos la concordancia entre nuestras habilidades y las de los demás y  a partir de ahí las vivimos como “correctas o incorrectas”. En resumen; la comparación social, funciona como un proceso de auto-concepción a través de la percepción del otro y del “mi mismo”.
 
Pero este fenómeno, no queda aquí como un simple proceso, sino que yendo más allá guarda una estrecha relación con la autoestima. Es más; ¿Qué ocurre cuando no solo nos comparamos con los demás sino también con  nosotros mismos en diferentes periodos de tiempo? Por ejemplo, alguien puede decir;
“Este examen me ha salido peor que el otro”,
o “hace unos años tenía mejor aspecto que ahora”. Las comparaciones que verbalizamos (ya sean sociales o propias), tienen mucho poder y no por el hecho de ponerlas en voz alta, sino porque son el producto de nuestro lenguaje interior y por consiguiente de cómo nos vemos a nosotros mismos. Veamos qué función tienen para quien las pronuncia.


Las personas con baja autoestima, suelen utilizar en mayor medida la comparación social o discursos interiores de auto comparación, como herramienta para encontrar el propio valor. Un valor que carece en sí mismo y que se necesita hallar en el entorno. Al tener una visión distorsionada de sí mismos, los individuos con baja autoestima mantienen altas exigencias para encontrar el perfeccionismo sobre lo que se debería ser o conseguir.
 
Comparación ascendente y comparación descendente
 
Se entiende por comparación ascendente aquella en la que la comparación se da  con otros en mejores circunstancias, mientras que la comparación descendente es la comparación con otras personas  en peores circunstancias o situaciones.  Varias investigaciones han utilizado estas dos variables para ver cuál es la tendencia común en las personas y los resultados muestran conclusiones interesantes. Por una parte, Lyubormirsky & Ross(1997), en estudios de laboratorio, aseguran que la mayoría de las personas tienden a compararse con otros con mayores atributos positivos o muy poco negativos, o sea que utilizan una comparación ascendente. Esto tendría una correlación con la infelicidad y la baja autoestima. Sin embargo, otras investigaciones indican que la comparación ascendente sería positiva para la propia autoevaluación ya que es una forma de inspiración, optimismo y  motivación (“yo también lo puedo conseguir) Taylor y Lobel (1989), aun cuando la autoevaluación resulte negativa.
 
Por lo que respecta a la comparación descendente, las investigaciones afirman que está relacionada con la autoestima.  Compararse con otros menos afortunados, puede ser beneficioso para la autoestima y para la propia autoevaluación y autovaloración. (Brewer y Webber, 1994). Otros estudios apoyan estas investigaciones cuando se dan circunstancias desafortunadas, como por ejemplo una enfermedad, ya que ayudan a un mejor afrontamiento de la situación. Más datos; Gibbon, 1986, en sus estudios con universitarios deprimidos, argumentó  que los individuos con este trastorno tendían a hacer mayor número de comparaciones de tipo descendente, por lo que concluyó que este tipo de comparación, es propia de personas infelices.
 
En resumen; Festinger formuló la teoría para explicar la comparación social y a partir de ella surgieron numerosos estudios para entender de qué forma las personas utilizan uno u otro tipo de comparación. Las investigaciones son variadas, pero parece claro que la comparación ascendente puede ayudar a la motivación de logro y la descendente también puede ser buena en momentos de consuelo. Sin consejos, pero a modo de reflexión y en palabras de Zig Ziglar; “La persona más influenciable con quien hablarás en todo el día eres tú. Ten con cuidado con lo que te dices a ti mismo”
 
 
Bilbliografía


Comparación social. Javier Ardouin,
Claudio Bustos, P.Fernando Díaz y Mauricio Jarpa. (1999) APSIQUE
 
Procesos de la comparación social en pacientes que sufren de cáncer. Abraham P. Buun. Universidad de Groninga. 
 
La dieta espiritual. F.Miralles,  2013, edición Columna, Barcelona.
 
foto; http://publicdomainpictures.net/view-image.php?image=5145&picture=baile-abejorros
Núria Costa, psicóloga

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