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Una emoción secreta: la envidia

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envidia
 
 
 La envidia; considerada uno de los siete  pecados capitales. Definida por la RAE como tristeza o pesar del bien ajeno y también como deseo de algo que no se posee. Comúnmente es acusada de ser irracional y  viciosa. También la definen como complejo de inferioridad pero lo más curioso  es que socialmente cuando se habla de ella, siempre está puesta en el otro. Siempre permanece ajena a nosotros, como si fuera una emoción  no digna de estar entre nuestros sentimientos. Silenciosa y secreta, ahí está y ahí se vive pero en uno mismo y no en los demás. ¿Cómo se esconde?  Y ¿De dónde viene?
 
Una emoción secreta
 
Ciertamente, la envidia es una emoción pero muy silenciosa. ¡Tanto! que vive secreta pues es poco probable que quien la siente la reconozca. Las circunstancias en las que un individuo puede ser celoso son muchísimas pero siempre involucran una comparación social y/o competencia entre uno mismo y otra persona. Esta comparación siempre tiene que ver con la propia autoestima y con la autoevaluación, debido a que nace cuando se hace un balance entre el yo y el/los otro/s. Ahora bien ¿De dónde surge? Varias teorías no ayudan a bautizarla. En primer lugar y desde el punto de vista biológico, la envidia es vista como una emoción que permite la supervivencia de la especie, con lo cual en este sentido, tendría una función positiva. Pero ¿cómo se explica esto? Pues porque  tiene que ver con la competencia y la comparación social, por lo que es una emoción que permite la lucha y la supervivencia. Visto de esta manera, tiene su lógica pero no nos sirve mucho como argumento. ¿Qué dice la Psicología?
 
La envidia está directamente relacionada con el éxito y la justicia y con la evaluación que hacemos de nuestras circunstancias y las del otro. Cuando hay esta comparativa y se siente deseo, (al mismo tiempo frustración) por lo que no tenemos y sí tiene el/los otro/s, ciertamente estamos sintiendo un complejo de inferioridad. Es un sentimiento que genera angustia y automáticamente y en vez de procurar por el propio éxito, se pone el foco en la posesión de la persona ajena, con el pretexto  psicológico de que las cosas son injustas. Al mismo tiempo hay un boicot hacia uno mismo. Realmente no podemos saber cómo ni cuanto de feliz es el otro pero la persona envidiosa asume que ese otro es mucho más feliz y/ o mejor.
 
Por otra parte y desde el punto de vista psicoanalítico la envidia es definida desde una visión narcisista, fruto de las pulsiones agresivas de la infancia en el seno familiar. Dicho de otro modo; un conjunto de sentimientos de inferioridad y rivalidad, sufridos por el niño en su desarrollo psicológico (con padres, hermanos y otras figuras significativas). En el adulto es por tanto una reacción, ante las reacciones de la niñez y su intensidad estaría relacionada con esas sensaciones reprimidas. Desde esta visión es probable que se de el mecanismo psicológico de “proyección” (el individuo que siente envidia cree que él es el envidiado)
 
Otra idea interesante es la que aporta Mary C. Lamia, (Psicóloga Clínica, en California). En la que postula que la envidia tiene que ver con fantasías de lo que se carece y se desea cuando en realidad la carencia está en la admiración del otro y la valoración que uno hace de sí mismo y de sus pertenencias. El “Yo ideal”, definido como lo que aspiramos a ser o deberíamos, a menudo viene de una comparación social. De ahí, que uno pueda sentirse a la altura de la sociedad o en inferioridad a ella y a los otros. La autoestima juega un papel importantísimo y ésta no se verá amenazada si se sabe autoevaluar las potencialidades de uno mismo y aceptar las limitaciones. De lo contrario, la envidia puede venir sigilosa como medio de idealizar a los otros y a sus circunstancias.
 
Pero no todo es negativo. Según varios psicólogos, Van de Ven, Zeelenberg y Pieters, (2009)  la envidia puede ser maligna pero también benigna. La primera de ellas estaría relacionada con el éxito injusto del otro y lleva a la motivación “dañina” de descalificar a éste. La benigna en cambio conduce a una motivación positiva de mejora. Dicho de otro modo; el triunfo de alguien, nos motiva a que nosotros podamos conseguirlo.
 
En resumen; la envidia es una emoción que cuesta ser identificada en uno mismo, que puede provocar mecanismos de proyección en el otro y que generalmente genera angustia. Está relacionada con el éxito y la justicia y según describe el psicoanálisis nace como reacción a las sensaciones reprimidas de la infancia. Positiva y negativa. Positiva en su función biológica y también en la motivación de logro. Negativa en la comparación y en la idealización ajena.
 

 

“Recuerda que cuando señalas a alguien con el dedo, otros tres, te señalan a ti»

 

                                                                                                  Proverbio chino

Bibliografia
 
Leveling up and down: the experiences of benign and malicious envy. Departamento de Psicología Social, TIBER (Tilburg Instituto de Investigaciones de Economía del Comportamiento), Universidad de Tilburg, Tilburg, Países Bajos.Department of Social Psychology, TIBER (Tilburg Institute for Behavioral Economics Research), Tilburg University, Tilburg, The Netherlands.

2009  Publmed.org http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19485619

Núria Costa, psicóloga

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