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Ser single: ¿elección o imposición?

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Ricardo tiene cuarenta y seis años, un trabajo que le gusta y una soltería divertida. Carmen roza los cincuenta y su vitalidad la lleva a asistir a todos los nuevos eventos que se presentan. Pablo cuenta con cuarenta y cuatro, un hijo de siete y..

Todos ellos son distintos, con diferentes situaciones vitales pero con un punto común que los une; son solteros.  A la hora de pasar las vacaciones se han embarcado en un crucero de singles . Por casualidad o por búsqueda se han encontrado en este barco. Vacaciones en el mar;  solos pero muy acompañados. 

Single: en el barco del amor

Ser “single” está de moda. Tanto es así que atendiendo al último recuento del INE, España cuenta con dos millones y medio de singles entre los 30 y los 50 años, en la actualidad. ¿Elección o imposición? Desde siempre la soltería se ha relacionado con la soledad pero lo cierto es que cada vez nos alejamos más de los estereotipos sociales del pasado. Crecen los nuevos modelos de relación. Estar sin pareja ya no es sinónimo de frustración, sino que es una nueva manera de vivir los vínculos personales.

Sin duda, somos seres sociales. Necesitamos de los demás y nos nutrimos de la relación con los otros pero esto no significa que la felicidad estribe en compartir un techo conyugal con alguien. La soledad bien entendida parte de la base de la satisfacción con uno mismo, sabiendo que los otros no son el centro sino un complemento importante. Las nuevas tendencias vitales están forjando nuevos modelos de relación  y los expertos aseguran que esto puede traer ventajas beneficiosas.

La psicóloga Bella de Paulo, ha estudiado en profundidad  este tema y asegura en su ensayo Singled Out: How Singles are Stereotyped Stigmatized and Ignored, que las personas que gozan con satisfacción de su soltería presentan un mejor estado de salud, una red social más amplia, menos conformismo y un disfrute mayor de las aficiones personales. 

Por otra parte, y según mi experiencia profesional, parece  que  no todo  son buenas noticias y también existe la otra cara de la moneda. En un momento de trance en que el que los nuevos modos de vida se instauran a pasos agigantados, muchas personas viven la soltería con incertidumbre. Sobre todo en edades en las que se quiere concebir y donde se instaura la duda y el suspense. A menudo, trato con gente, que asegura hacer grandes esfuerzos por entender una condición
“impuesta” ya que les resulta difícil conseguir el mantenimiento de una pareja estable. Esto genera angustia y en ocasiones obsesión. Entonces la soledad ya
no es vivida con gusto y disfrute.

 

De igual manera, resulta contradictorio que mucha gente se embarque en encuentros “casuales” sin esperar encontrar “el amor para siempre” pues hay una mayoría que asegura tener la esperanza de encontrar a alguien para compartir el resto de una vida. Intuyo un cierto nerviosismo, preocupación y cierto malestar psicológico. Será que la concepción del amor romántico, nos hizo mucho daño en nuestra infancia. Será que falta aceptar los nuevos cambios como prósperos o será que la crisis no resulta sólo económica. Sea como sea hay que trabajar para encontrar el disfrute con uno mismo, en primera instancia. Saber gozar de la soledad individual es el primer paso para disfrutar de la vida, sea cual sea su condición.

 

Ser single; ¿elección o imposición? Todo estriba en las diferencias individuales, a pesar de vivir en sociedad. No hay cosas buenas ni malas. Hay bienestar o malestar. Zarpa un barco, quizás el barco del amor. Siete personas se encontraron al principio de esta historia pero en el mismo barco navegan dos mil personas más. De cada una en particular dependerá el hecho de “crear tendencia”. Vacaciones en el mar. Buen viaje!

Núria Costa, psicóloga

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