Psicopatología

¿Qué es el trastorno dismórfico corporal (TDC)?

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Nuestro rostro y nuestra figura no cambian de un día para otro. Si bien sí que se transforma con los años, en nuestro día a día nos levantamos y nos acostamos con la misma cara, con las mismas piernas y con el mismo ombligo. Sin embargo, hay mañanas en las que la imagen que te devuelve el espejo es más o menos embellecida, más o menos distorsionada y más o menos crítica.

Sin “saber” porque un día te sientes radiante y bellísimo y otro día te sientes menos bello y menos radiante. Es algo común, es algo humano. Es algo con explicación. Sin duda, lo que realmente vemos en el espejo no es nuestra imagen externa, sino el reflejo de nuestro aspecto interno. El cómo nos sentimos y el cómo pensamos acerca de nosotros mismos  se proyecta en esa luna, que tan a menudo contemplamos.

Pero esto no siempre termina aquí. En nuestra observación diaria y  en ese descubrimiento a través del espejo (o sin él) todos apreciamos detalles. Esos detalles se convierten en aceptables para muchos, pero para otros se tornan insoportables. La cual cosa se traduce en complejos.

Ahora bien; ¿Qué sucede cuando percibes que SIEMPRE hay algo físico en ti tan sumamente desagradable que interfiere en tu vida diaria y que te produce ansiedad y vergüenza? ¿Hablamos de complejos o hablamos de algo que reporta mucho más sufrimiento? El trastorno dismórfico corporal (TDC) da respuesta a estas preguntas.

El TDC, está clasificado dentro de los trastornos somatomorfos, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales. Su principal manifestación es una preocupación exagerada por un defecto imaginario (o real de escasa importancia). Esta preocupación, lleva a generar un malestar tan significativo que interfiere en la vida personal, social y laboral del sujeto. La edad de inicio se sitúa en torno los 15 y 20 años. Es de tipo insidioso y tiende a la cronicidad.

TDC

A pesar de su desconocimiento, es un trastorno relativamente
frecuente ya que se estima que un 2% de la población lo padece.

Los sujetos afectados por este trastorno no suelen acudir a los centros de salud mental todo y que suele ir asociado a él, la depresión severa, la ansiedad y la ideación suicida.

Estas personas sí suelen acudir a las consultas de medicina y cirugía en busca de respuestas y soluciones a su gran malestar. Suelen ser individuos tímidos, introvertidos y tienden a aislarse socialmente debido a la percepción que tienen de su “defecto”.

La localización de la preocupación sobre el propio cuerpo puede ser en cualquier parte del mismo pero preferentemente suele ser en el pelo, la nariz, la piel, los ojos, la cara, la cabeza, la estructura ósea, los labios y las mandíbulas. Por otra parte se incluyen preocupaciones dermatológicas tales como arrugas, manchas, marcas, acnés, rojeces, vello y cicatrices.

La angustia, el aislamiento, la vergüenza, la depresión  y la compulsión por mirarse continuamente al espejo caracterizan a estos sujetos quienes buscan constantemente la reafirmación sobre su aspecto. Produce deterioro social y laboral. Presenta comorbilidad con la depresión mayor, fobia social, TOC, trastorno de ansiedad y trastornos de personalidad.

El tratamiento incluye la terapia cognitivo-conductual y en casos en los que se precise de fármacos la administración de inhibidores de la recaptación de serotonina. Es necesario evaluar el grado de preocupación del sujeto y su interferencia en la vida cotidiana con el objetivo de distinguir este trastorno de la insatisfacción corporal y no patológica.

Núria Costa, psicóloga

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