Psicobiología

Música y emoción; mecanismos psicológicos

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 musica y emocion

Un sonido, una voz, una melodía…nos hacen reaccionar ya desde el vientre materno. Con mayor poder que el gusto, que el tacto, incluso que la vista, el oído es el primer sentido que nos conecta con el exterior aún sin haber nacido y el que tiene más fuerza a la hora de generarnos emociones. Es pues un majestuoso sentido que no solo nos sirve para escuchar, sino que va más allá del ruido y que nos provoca multitud de sensaciones. Ahora bien;  a nivel psicológico nos aparecen distintas  preguntas en torno a la asociación música-emoción. Podemos plantearnos por ejemplo; ¿Por qué adormecen las nanas? ¿Por qué alguien es capaz de decir; “solo con oírlo lloro”?  ¿Por qué somos capaces de tatarear una canción, aún cuando ésta no nos entusiasma?

 
Patrik Nils Juslin, neurocientífico especialista en investigar acerca de  la música y las emociones, ha identificado, a través de sus experimentaciones, que hay siete mecanismos psicológicos que explican la relación entre música y emoción. Estos mecanismos entrañan cierta complejidad por el vocabulario empleado. De este modo, para reducir la dificultad y facilitar su comprensión intentaré describirlos dentro de una historia para que el lector pueda entender claramente qué función tienen y cómo se desarrollan.
 
Imaginemos que estamos esperando para oír un concierto. ¡¡Empieza!!
 
 
  1. Reflejos del tronco encefálico
Las características acústicas de la música, son tomadas en primer lugar por el tallo cerebral, quien nos indica ese evento. Un acorde disonante hace que se dispare de esta manera la adrenalina y la emoción empiece a desarrollarse inducida por la música. Reflejamos el impacto inmediato, de las sensaciones auditivas simples.
 
  1. Condicionamiento evaluativo
Mientras escuchamos el concierto, de repente esa melodía queda asociada con un estímulo positivo o negativo. Por ejemplo, en ese momento, nuestra pareja nos besa. Esto hará que en ausencia de la misma, cuando volvamos a escuchar esa canción en otro lugar, en otra situación e incluso con el transcurso del tiempo, asociemos esa música con el sentimiento que tuvimos al recibir el beso. Del mismo modo, si el estímulo fuera negativo, quedaría igualmente condicionado. Esto es entonces; la emoción queda inducida y condicionada por la música.
 
  1. Contagio emocional
Seguimos escuchando el concierto y en  sus notas, en su la letra, en  la melodía…percibimos una emoción determinada; tristeza, alegría…Mecanismos cerebrales inducirán a la inducción de esa emoción.
 
  1. Imágenes visuales
Ahora imaginemos que en el transcurso de ese concierto, se emparejan imagines que acompañan a la música (videos, paisajes…) Las emociones experimentadas entonces serán el resultado de la interacción que se dé entre música e imagen.
 
  1. La memoria episódica
De repente en ese concierto, en esa melodía, la música nos evoca un recuerdo particular, un evento que ya vivimos. Esta emoción puede ser altamente intensa, debido a que el patrón de reacción psicofisiológica del  evento original, está almacenado en la memoria, junto los contenidos experienciales.
 
  1. La Esperanza musical.
Al escuchar por ejemplo una escala ascendente, esperas que la próxima nota sea ascendente también pero de repente ¡zas¡ el compositor te sorprende con otra tonalidad musical inesperada. Por consiguiente nos evoca una nueva emoción inesperada.
 
  1. Evaluación cognitiva
Por último, ya fuera del concierto  toca evaluar cognitivamente. ¡Que buen concierto! ¡Que malo! Lo que también evocará emociones determinadas. Esta sería la utilización práctica del poder emocional de la música.
 
Para este neurocientífico, queda explicada así las relaciones entre la música y las emociones. Él justifica entonces de esta manera el porqué nos adormecen las nanas (las melodías lentas y con cadencia descendente apaciguan; evaluación cognitiva )
 
Por otra parte; tatareamos y silbamos canciones que nos vienen a la mente. A veces, incluso sin que sean de nuestro agrado. ¿Por qué?  Según este investigador; esto sucede porque en nuestro cerebro actúa un mecanismo neuronal llamado reflejo emocional condicionado. Esto es; la hemos escuchado en una situación agradable y al tatarearla tenemos como objetivo; volver a sentir la misma emoción agradable (condicionamiento evaluativo)
 
En definitiva; somos capaces de llorar con solo oír una melodía. Esto es porque el oído es el sentido más empático que cualquier otro. Tiene mayor poder asociativo o sugestivo que una imagen y reporta emociones más potentes que el gusto o el tacto.
Núria Costa, psicóloga

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