Psicología social

La ambición y su precio

Publicado el
 
ambición
 
 

Deseamos algo y nos proponemos conseguir ese  objetivo concreto. Esto es; apostamos por ello pero aquí me pregunto;  ¿A cualquier precio? ¿Con cualquier condición? En definitiva; ¿qué es y hasta donde llega la ambición? Según la Real Academia española, ésta es definida como el “deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”, lo que a mi parecer es una definición vaga,  que no aporta mucho sentido a la realidad psicológica.

La ambición puede ser explicada desde diferentes teorías psicológicas y puede estar relacionada con diferentes conceptos tales como la motivación, motivación de logro para ser más concretos. En este sentido Maslow (1943) ya la apuntó en su escala de “necesidades humanas” La autorrealización que propuso el autor engloba la ambición y el logro, que al mismo tiempo podemos relacionar con la autoestima.

Por otra parte y desde una visión psicoanalítica, Heinz Kohut, 1977, situó la ambición como núcleo del desarrollo de la personalidad. Para Freud, el origen está en los deseos, que viven en el inconsciente y que se relacionan con las pulsiones de vida, lo que se traduce en un deseo de vida, una especie de instinto de supervivencia para el individuo pero todo esto trasladado a nuestro mundo consciente, resulta más complejo.

 

Las dos caras de una misma moneda

La ambición vive enmascarada entre factores positivos y negativos para el individuo. Por una parte podemos entenderla como motor de crecimiento, como necesidad de confianza en uno mismo, como motivación personal y como factor de competitividad dentro de la interacción social. De alguna manera el individuo necesita reafirmar sus logros para consigo mismo y para la sociedad en la que vive pero en el lado oscuro de la moneda la ambición también convive con los aspectos negativos tales como los celos, la envidia, el egocentrismo, al miedo al rechazo y diferentes sentimientos de inferioridad o baja autoestima. En definitiva; somos ambiciosos porque queremos mejorar como personas, con nosotros mismos pero también puede que lo seamos porque necesitamos demostrar que somos mejores que el de al lado.

Como dijo Aristóteles, “el equilibrio está en el punto medio”, por lo que la ambición sana estaría situada en el punto medio de esos polos y en la gestión de los mismos. Podemos hacer de la ambición un obstáculo para nuestro crecimiento social e individual o podemos hacer de ella un motivo para afianzar una parte de nuestra autoestima.

Por otra parte, no debemos olvidarnos que sea como sea, toda ambición tiene su precio y cuando el precio es superior a los méritos del premio, esa ambición se vuelve arrogante haciendo que el individuo se pierda. Vivida en extremo, la ambición puede albergar grandes carencias interiores, un inconformismo desmesurado y una falta de autoestima. Puede acarrear conductas destructivas para el individuo y para los que están a su alrededor. Y se entra en un bucle sin retorno del que siempre se quiere más.

En resumen; la ambición positiva nos beneficia, nos motiva, nos sitúa dentro del entorno social. La ambición negativa se convierte en un hambre voraz que nunca queda saciada porque siempre tiene más hambre. ¿Límites? Compre el ticket que le permita desarrollarse de una manera sana y pare cuando se dé cuenta de que el precio que paga es mayor que el premio que obtiene. Ser feliz es gratis…

Bibliografía

The psychology of ambition. Nassir Ghaemi in Mood Swings. Psychology today, 2008

La psicología de la ambición. Saberi Roy, 2008

http://www.saberiroy.com/

Foto: http://cdn.morguefile.com/imageData/public/files/a/acrylicartist/preview/fldr_2011_07_08/file8451310184092.jpg

Núria Costa, psicóloga

SonComoSomos

©Todos los derechos reservados.

Núria Costa, psicóloga

SonComoSomos

©Todos los derechos reservados.

2 comentarios en “La ambición y su precio

  1. A mí no me resulta tan vaga la definición del DRAE. La ambición es justo eso: el deseo de logros materiales y sociales. No es lo mismo motivación que ambición. Podemos sentirnos motivados sin necesidad de ambicionar nada.

    Como bien comentas, la ambición no es intrínsecamente mala, más bien al contrario. El problema surge cuando la única (o la principal) motivación que mueve al individuo es esa y se dejan de lado otras más espirituales que equilibran nuestro ser.

    Un placer visitar este sitio, como siempre.

  2. Artículo interesante en el que se podría abrir un apartado que se explicase cómo llegar a ese equilibrio de las dos caras de la ambición.
    Creo que la práctica de la meditación nos llevaría al equilibrio no sólo de la ambición sino a muchos aspectos de nuestra vida.

    Un saludo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *