¿Pero hasta donde puede llegar la obsesión por los filtros de Instagram? La dismorfia de Snapchat es la respuesta. Este término acuñado por el médico estético británico Tijion Esho, hace referencia al fenómeno por el que cada vez más pacientes de cirugía estética pretenden parecerse a sus propias fotos con filtros.
Según un estudio de la Academia Estadounidense de Cirugía facial, plástica y reconstructiva, el 55% de los cirujanos plásticos faciales vio en 2017 pacientes que querían operarse para verse mejor en los selfies, en comparación con apenas el 13% en 2013.
El estudio también halló que el 56% de los cirujanos encuestados notó un aumento de los clientes de menos de 30 años” Una realidad que también se aprecia en España.