“La belleza que atrae, rara vez coincide con la belleza que enamora” (Ortega y Gasset) pero en un momento de la sociedad donde la influencia de los medios de comunicación y la publicidad hacen un reclamo al culto a la belleza, esta célebre afirmación se pierde dando paso a un nuevo concepto de belleza, a un nuevo concepto de amar.
De alguna manera hay una búsqueda constante por gustar, lucir y enamorar a través del cuerpo. Esto ha dado paso a nuevas patologías y trastornos con consecuencias cada vez más preocupantes. Por poner solo algunos ejemplos tenemos la Tanorexia definida como la obsesión por broncearse, la Vigorexia como una obsesión por el cuerpo perfecto y la necesidad de acudir constantemente al gimnasio y la Anorexia, trastorno alimentario, que crece a niveles alarmantes.
Tal vez sería interesante reflexionar sobre la manipulación a la que a veces estamos sometidos para darnos cuenta que la belleza se construye desde dentro, desde lo que somos, desde lo que ofrecemos y desde lo que valemos como personas y NO desde la falsa construcción de un canon que a menudo nos venden y que como real, no existe.