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¿Qué consecuencias psicológicas trae la falta de privacidad en internet?

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Internet es la gran puerta al mundo actual. A través de él nos relacionamos, compramos, nos proclamamos, investigamos y un sinfín de cosas más que hacemos de manera casi automática. Ahora bien, cada vez que accedemos a la red dejamos las huellas de nuestra identidad, sea rellenando perfiles con nuestros datos en cualquier red social, accediendo a nuestra cuenta bancaria o consultando variopintas búsquedas y portales. Esto es; nuestra información personal nunca está segura. A pesar de que se pretende concienciar cada vez más sobre la protección de datos y el derecho a la privacidad, un descuido, un ataque informático, el ciberacoso por parte de terceros o la facilidad con la que se “vocean” y publican datos y fotos, trae consecuencias psicológicas muy dañinas. Hablemos de ellas, con la esperanza de promover el derecho a la intimidad y a la integración personal.  
 

El reciente revuelo provocado por el hackeo de la web  Ashley Madison en los que se han visto afectados más de 37 millones de usuarios, ha vuelto a poner en boca de todos, la seguridad en el ciberespacio. Pero esto no es único. Una noticia publicada por el New York Times, anunciaba hace pocas semanas, que la mitad de los adultos estadounidenses tuvieron expuesta su información personal a los hackers en la que se robaron datos de más de 21 millones de personas.

 De la misma manera, ebay obligó a sus usuarios el año pasado a cambiar todas sus contraseñas tras un ataque informático. Y los términos de privacidad de muchas webs y apps, como .whatsapp y tinder, así como otras cuentas gratuitas en las que no se necesita email de confirmación, dejan al aire la responsabilidad de protegernos. La lista no es corta y la conciencia sobre el tema, pasa casi desapercibida tras el frenético mundo de la conexión.
 

¿Qué consecuencias psicológicas nos tare la falta de privacidad en internet?

La desnudez de nuestra identidad personal en público, así como la publicación de ciertas conductas íntimas puede acarrear miedo, baja autoestima, soledad,
ansiedad, depresión, incluso el suicidio cuando la proclamación de nuestros datos afecta a actos privados. Y esto no atañe solo a los famosos, cualquiera de nosotros es vulnerable aunque se piense que no se tiene nada que esconder. De la misma manera que no vamos por la calle anunciando a gritos nuestro DNI ni el lugar en el que vivimos, debemos tener cuidado con la información que proporcionamos y el fin con la que la usamos. En el caso del hackeo a la web Ashley Madison, ya hay casos de divorcios, así como un aumento de demandas a psicólogos de pareja tras la angustia surgida por el destape.
 
Por otra parte, el ciberacoso entre adultos es un tema del que se habla poco y el que también conlleva consecuencias para la salud mental. Según publica la BBC, el 40% de adultos de Estados Unidos, ha sufrido algún tipo de acoso en la red. Una cifra considerable que conlleva igualmente sentimientos de estrés, miedo, ansiedad y depresión. Normalmente el intimidador actúa desde el anonimato, lo que hace que las víctimas se presenten indefensas y ansiosas. La soledad, el aislamiento social, la baja aceptación dentro del grupo de iguales, sentimientos de vergüenza y baja autoestima son síntomas comunes.
 

En resumen; Internet tiene memoria y hay que vigilar qué contenido se difunde. Como todo, el uso de la red tiene su cara amable y la más amarga pero las consecuencias de esta última pueden generar consecuencias muy dolorosas a nivel psicológico y social. Todo lo que “clickamos” puede ser susceptible de ser hallado. Así que detengámonos a tomar conciencia de ello. Por nosotros, por nuestro derecho a la privacidad y por no hacer del caos de la información que existan revelaciones tan alarmantes como esta; «cuatro casos en los que el «big data» pasó de útil a escalofriante.

Núria Costa, psicóloga

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