Psicobiología

Beneficios psicológicos del ejercicio físico

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Es bien sabido que la práctica física nos proporciona multitud de beneficios y que estos no solo son buenos a nivel corporal. Movemos muchas “fichas” por dentro mientras hacemos deporte. A parte de mejorar la forma y la resistencia física, de perder o mantener peso, de aumentar el tono y la fuerza muscular, de mejorar la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones…hay otras ganancias dignas de mención. Hablamos de los efectos psicológicos, que son muchos y muy buenos.

pareja haciendo ejercicio fíisco
Imagen de 5132824 en Pixabay 

La célebre cita “mens sana in corpore sano” se ha traducido coloquialmente como “mente sana en un cuerpo sano” pero lo cierto es que la frase entera proviene de una plegaria a los dioses, en la Grecia Clásica y su composición original es “orandum est ut sit mens sana in corpore sano” que viene a decir “rezo a los dioses para que nos concedan una mente sana en un cuerpo sano”. Actualmente no hacemos plegarias al Olimpo, como en la antigüedad, pero seguimos buscando el equilibrio interno entre nuestro cuerpo y nuestra mente para alcanzar el bienestar.

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El sedentarismo no es virtuoso. Lo curioso del caso, es ver porque no lo es a nivel psicológico. A simple vista, todos podemos entender que físicamente estar inactivo no es apropiado para la salud pero quizás alguno se pregunte qué relación tiene esto con la mente. Pues muy estrecha. De entrada, la gente que practica con regularidad la práctica deportiva se encuentra mejor, tiene la sensación de no estar tan fatigado y goza de una mayor calidad de vida. Sabiendo esto, empecemos a movernos.

Las endorfinas son las reinas del ejercicio físico.

Las endorfinas que son las hormonas de la felicidad, nos invaden cuando nos sometemos a realizar ejercicio fíisco. Son liberadas en cantidades importantes y sin duda nos hacen sentir mejor. El hábito regular del deporte nos otorga esta placentera sensación, por lo que puede decirse que esta costumbre mejora el estado anímico. Nos hace estar más contentos, más positivos y también más relajados. Como consecuencia de esto también aumenta la autoestima y la confianza en nosotros mismos. Disminuye el estrés, así como minimiza los síntomas de ansiedad y depresión.

Por otra parte, las ventajas también recaen en la agilidad mental ya que se ha demostrado en numerosos estudios que realizar actividad física es favorecedor para una mejor concentración, para una mayor capacidad de aprendizaje y para mantener activas y en buen estado las capacidades cognitivas.

Por último cabe mencionar que el ejercicio promueve la relación social. Evita el aislamiento y nos hace estar en contacto con otros y compartir con el resto de mortales (sobre todo en deportes que requieren de grupos).

En definitiva: bueno para el cuerpo y bueno para la mente. Haciendo deporte conseguimos más calidad de vida, más vida y con una actitud más entusiasta. La variedad para elegir es muy extensa y para todos los gustos. ¡SUDA! Y después canta bajo la ducha.



Núria Costa, psicóloga

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